La fiesta de los tenientes de Huancané


Las primeras fiestas del año se viven al ritmo de wifalas y tarcadas en una ciudad ubicada a una hora de viaje de Juliaca, Huancané. Sus hijos y foráneos esperan con ansias el primer día del año para trasladarse a esta ciudad mística y ser parte de la celebración de los tenientes gobernadores, conocida también como “El Tanta Poncho” que quiere decir el poncho de pan.

En el carro que me traslada a Huancané, una “combi”, el chofer pone un tema musical: Huancaneñita de mis amores olvida tiempo pasado y no llores… A mis costados, las parejas estás vestidas para la ocasión, con polleras de moda y ternos bien planchados. Hablan en aymara y hacen planes. Algunos llevan panes, otros panetones, bizcochos, frutas, frazadas; dicen que es para colocar al teniente.

Oigo sus conversaciones porque hablan en voz alta. La mayoría son compadres de los tenientes gobernadores que recibirán éste cargo. Muchos de ellos demostrarán poderío si colocan sacos de arroz y panetones en caja o de marca muy prestigiosa y otras cosas voluminosas.

Luego del viaje que no es tan cansado, ni aburrido, el cobrador del minibús indica que ya estamos en Huancané y debemos de bajar en el sector que es conocido como la Pajcha. Al parecer los ánimos de la gente indican que éste fue un día muy añorado y que hoy se debe bailar hasta romper el taco del zapato, me asustan porque fui sola.

Ya en suelo huancaneño, tierra de chiriguanos y “matacuras”, me dirijo hacia la plaza de armas. Mamá me dijo que debe haber más de cien agrupaciones que acompañarán a sus tenientes gobernadores, que recorren los alrededores de la plaza principal, y no miente. A pocos pasos de la plaza, ya han pasado más de cinco conjuntos.

Tomo mi cámara y como toda turista busco el mejor ángulo, evitando fastidiar a la gente que desde tempranas horas ha acomodado su puesto para observar la celebración. Entre el público esta gente criolla, mestiza, etc. Muchos han llegado de Lima, los delata su dejo.

En los alrededores también se han acomodado los comerciantes de cerveza, bebida infaltable en este tipo de celebraciones. Otros beben, comen sus meriendas a base de papa y chuño, yo me animo a comer un plato de chicharrón, como suele cocinar mamá cada primer día del año.

De pronto un estruendo indica que las lluvias caerán y no hay que esperar mucho. La lluvia se acerca y cae raudamente como si se hubiese abierto la ducha. Me acomodo debajo de una carpa y la gente sigue bailando. Pasa una banda musical de tarcadas que se hacen llamar Espectacular Municipal, evito pensar que son parte del municipio. Son tan divertidos que no les importa la lluvia y así mojados, tocan para su conjunto.

Un señor que come a mi costado dice que la fiesta empezó a las 10 de la mañana. Los bailarines y sus tenientes de las zonas alejadas prefieren hacer el recorrido a esa hora para retornar temprano a casa. Deben pasar 104 agrupaciones, pues es el número de los tenientes gobernadores que tiene el distrito aymara de Huancané. También refiere que son los de la zona lago los que gustan bailar la wifala y los de la zona alta la tarcada.

Espero que pasen las precipitaciones en una tienda acompañada de unos amigos. Luego salgo de rato en rato para tomar fotos, porque a ellos no les importa estar empapados en agua y ser parte del Tanta Poncho.

Algunos pasan cargando un colchón, los más fuertes cargan sacos de arroz y cocinas. Otro, que es ayudado por dos personas, carga un ropero. Los tenientes entrantes y salientes que están ataviados con ponchos llenos de panes, frutas y dinero, encabezan la cuadrilla. La gente dice que los de Muñapata este año fueron los que llevaron más cosas, demostraron poderío junto a su banda musical Los Choches, quienes con el tema La Cholita Marina, deleitan a los danzarines.

Dicen que para tener bastantes cosas, debes de tener muchos aynis y compadres, pues ellos son los que colocan esas cosas tan preciadas, que me deja sorprendida.
Tengo que tomar una “combi” para regresar, porque en horas de la noche habrá mucha demanda. Mamá tenía razón, la fiesta del Tanta Poncho es muy bonita.

Ya en el carro, converso con un señor y me dice que cuando cae la lluvia el 1 de enero es bendición. Miro mi ropa mojada y pienso que estoy muy bendecida. Indica que éste año habrá cosecha. También asegura que ésta fecha es propicia para buscar pareja y los carnavales para concretizar la unión de por vida. Me río e insisto que al año vendré vestida con manta y pollera.

Publicado en el diario Los Andes, 2 de enero de 2008

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