Un día con los que aspiran con servir a la Patria

No sólo deben estudiar de lunes a viernes. Los que quieren servir a la Patria, no deben escatimar esfuerzos para prepararse los fines de semana y estar en condiciones para el examen, que ha de ser el pasaporte para el ingreso a las instituciones militares y así formar parte de los grupos que los formarán para ese objetivo.

Paty Condori Huanca

Es fin de semana y la mayoría de personas no se arrancan de las sábanas que cubren su cuerpo, para prolongar el sueño añorado. Al fin y al cabo es sábado y hay que darse el gusto, luego de haber trabajado y estudiado; pero otra es la suerte de los estudiantes de las academias pre militarizadas, quienes tienen que recibir instrucción por sus docentes.

Las agujas del reloj marcan las 8 horas y aún hace frío, considerando que estamos en invierno y la temperatura que se registra está entre los 15 grados bajo cero. Parece ser un reto salir con ropa poco abrigadora, como están vestidos los chicos de la academia Héroes del Cenepa, a quienes acompañamos para saber de sus acciones de preparación.

Deben ser valientes, mucho diría yo. Luego de reunirse en su local en la ciudad de Juliaca, ubicado en urbanización La Rinconada, tienen que salir a las calles a correr, en un “trote” que más parecía una carrera maratónica, considerando que la que escribe no es una aficionada al “correteo”.

Me ajito al sólo verlos corriendo, aunque uno de los instructores me da una ayudita en su motocicleta, aún así las aguas recorren mi cuerpo, parece ser un contagio el trote de los estudiantes. Por eso los admiro, considerando que algún día en mi infancia pensé en ser parte de la Policía Nacional del Perú.

Los varones del grupo comandados por sus instructores y brigadieres se quitan los polos negros que los cubrían. Algunos son piropeados por las jovencitas que los ven correr cantando y gritando para no desvanecerse por los intensos rayos solares que no se compadecen de los aspirantes.

Sus griteríos tienen frases bien graciosas. Algunos ya fueron entonados por los militares que cumplen el servicios militar y otros son de creación de los estudiantes, quienes de seguro se han inspirado en sus ratos de ira, cólera o de bromas.

Son las 10 horas y los estudiantes siguen en su trote. Al parecer será un día inolvidable, de tanto ejercicio, tantas pruebas, competencias, castigos y de muchas carcajadas, que en el transcurso del día he observado con mucha cautela, algo que me caracteriza. Me río.

Reafirmo mi decisión de no postular a la policía; si sólo me agoto correteando a mis entrevistados en los pasillos del gobierno regional y el municipio de Puno, no se cómo aguantaría compitiendo en las carreras de 200 y mil metros, que tuvieron que correr los aspirantes a ser policías.
En el estadio

El estadio Guillermo Briceño Rosamedina parecía ser la última parada de los estudiantes, pero fue todo lo contrario. En el recinto, los jóvenes dieron muchas vueltas por la pista atlética. Me acomodé en el suelo para tomar las fotos, pero para entregarles una mejor vista, me atreví a seguirlos.

¡Que atrevimiento! Luego de correr unos 200 metros con trampa -exagero- para tomar las fotos, tuve que descansar en un asiento. Desde allí observaba que cada uno de ellos le ponía valor al trote.

Las chicas y chicos, como así se dicen, dieron más de 5 vueltas en las pistas de los atletas. A algunos se les notaba un poco cansados, otros cantaban más, de seguro para olvidar la dura competencia, del que eran parte.

Al final de la carrera, los estudiantes se recuestan a un lado del ambiente. Parecen estar muy cansados, pero lo que les venía era algo peor, siempre exagerando, porque recién empezaron a realizar los ejercicios de calentamiento. Esta vez no habían pruebas de valor como lo hacen algunas veces.

La competencia

Algunos se retiran de la competencia de carrera de 200 y mil metros. Algunos muestran malestares, por las infecciones respiratorias y aseguran que los rayos del sol podría enfermarlos más, así se justifican para no combatir.

Las mujeres inventan mayores pretextos que los varones. Como dolores que sólo sienten las féminas y ya no compiten. Otras en cambio, quienes supongo que se han trazado metas y de todas maneras quieren ser parte de la policía o la escuela de militares, retan a los rayos de luz y al cansancio.

No sólo las delgadas ganaban en las competencias. A veces las rellenitas eran las primeras. Aunque algunas, preferían no aprobar Los varones, quienes se mostraban más cansados, debían de competir con sus compañeros, para demostrarles quien era el mejor.


De vocación policía

A Mister Choque Viza lo notamos muy entusiasta en sus prácticas. Fácilmente es reconocido entre sus compañeros y muchos de ellos, se han hechos sus amigos, porque –dice- debe ser porque ya está en la academia hace más de un año.

A sus 19 años de edad, reafirma su decisión de querer ser policía. Asegura que esta decisión la tomó porque fue contagiado por sus vecinos en su natal Calapuja de la provincia de Lampa. “La mayoría de mis vecinos son policías y verlos cómo servir a la patria me incentivó a seguir la misma carrera”, asegura.

Por su habilidad, fue designado como brigadier del grupo y tiene la obligación de guiar a sus compañeros, cuando sus instructores están reunidos acordando otras acciones. Dice que es un poco difícil, porque tiene que mostrar autoridad entre sus compañeros, con quienes a veces ríe.

Igual, sonríe y asegura que hará hasta lo imposible para ingresar y ser parte de la gloriosa Policía Nacional del Perú. Sus instructores sostienen que es un alumno que ha mostrado ganas de aprender y de seguro, con en el próximo examen, conformará parte de la PNP.

Aduce que los martes deben de ir “a la tela” –con terno- para la entrevista personal. Allí nos preparan para que nosotros mostremos más confianza, cuando en unos meses enfrentemos a la prueba.

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