En la dulce espera



Hace más de un mes recibí una de las mejores noticias. La doctora luego de una prueba me dijo que esperaba un hijo y fue una información que ya presentía y solo faltaba confirmarla, ya que las náuseas y otros síntomas indicaban que estaba en la espera.

Fue el día del santo de mi extinta abuela en el que me enteré y desde esa fecha los síntomas se acrecentaron. Tengo antojos bien graciosos y, al parecer, mi hijo será muy andino, ya que no quiero comer pollo a la brasa, tampoco comer nada frituras.

Más bien añoro alimentarme con sopas hechas a base de cebada, quinua, chuño, etc. La leche evaporada me hace daño y es lo único que vomito, pero extrañamente mi organismo quiere leche fresca que siempre me hizo daño.

Mi hijo o hija es muy tacaño y no quiere que devuelva los alimentos. Asimila muy bien toda clase de frutas. Le agrada la granadilla y a veces temo que tenga tantos lunares por las pepillas. No quiere ni ver la trucha, pez que me agradaba tanto cuando aún no lo tenía en mi vientre.

Su pronta llegada me está cambiando la vida, me hace más responsable y ello me incentiva a cambiar cada día para ser mejor. Mi reloj mental y él o ella me hacen despertar antes de las cinco para escuchar las emisoras locales y saber qué hace la competencia, pues éstos trabajan con grandes número de personas.

Esta noche no pude dormir, debido a unos dolores que tuve, de seguro que se originó porque lavé ropa y levanté tinas e hice un poco de fuerza, pero igual mi bebe es muy fuerte, y se que no le hará daño.

Mi bebe andino me pide todas las mañanas comidas hechas a base de quinua, así que como el pesque conocido como la quinua batida o la mazamorra que está elaborada con un poco de cal.
No puedo comer es alimentos que tenga hígado, aunque el médico asegura que una gestante debe consumir ácido fólico. No me agrada y aunque traté de comer, me haría dar repulsiones.

Lo único que es bien gracioso en éste embarazo es que justo que por éstas fechas, las gestantes están dentro del grupo de riesgo de las personas de contraer la gripe a h1 n1, por ello me cuido.
Llevo alcohol al trabajo y limpio la máquina desde donde escribo. Me lavo las manos con jabón a cada rato y hasta me he psicoseado a fin de no tener la influenza que podría llevarme a la muerte.

Me gustaría no morir hasta antes de conocer a mi hijo del que solo tengo el nombre. Aún mi aún marido y yo no le hemos comprado sus cosas. Solo sabemos como se llamará si es niña o niño. Ambos le hablamos más de tres veces al día. Él se esfuerza diariamente para darle cosas, porque de seguro que le hará falta.

Su pa que tiene el nombre del salvador es súper y lo espera con muchas ansías. Ambos tardamos muchos años para ésta fecha y al parecer nacerá con dos panes bajo el brazo, porque las ideas que teníamos en mente se están cristalizando.

La verdad no sé que haría sin él y mi hijo. A ambos los quiero mucho y aunque los conozco desde hace poco tiempo, son todo para mí.

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