Así nos conocimos

Luego del almuerzo, Paula me interroga y me transporta a otro tiempo, pues al parecer su miss Rocío les preguntó sobre cómo sus padres se habían conocido. La verdad que sentí tantas emociones, nostalgia de cómo conocí a su padre, mi esposo, mi lobo.
Pues si, fue un 24 de setiembre de hace exactamente casi ya ocho años. En Juliaca, la Mansión de los Fanáticos. Aún recuerdo cada instante como si fuera ayer.
“Erase una vez una caperucita koketa quien luego de trabajar en la producción del noticiero, salió disparada a su casa para cambiarse de cholita y así ser parte de la veneración en honor a la Virgen María de Las Mercedes.
Vestida de azul y amarillo y con matraca en mano llegó a tiempo a la devoción. Mientras bailaba le pedía a la virgen que la protegiera siempre. La virgen María oyó sus oraciones y horas después envió a su hijo Jesús para atender el pedido de la caperucita.
Luego de bailar por la calle Moquegua con sus amigos koketos al son del tema Nikamachaña por la banda musical se dirigieron a la Mansión de los Fanáticos.
Allí encontró a Yeni bailando y sin disfraz, cantaron temas de la banda y así se apareció el príncipe encantado, ósea el lobo más grande de toda la jauría.
La caperucita aún no entendía por qué ese lobo pretendía bailar con ella, pero por complacer a su amiga Yeni, ella accedió al pedido de la pieza al son del grupo Chukiago.
No solo fue un tema, fueron más de dos. Pero, para ahuyentarlo le decía que no era soltera, pues desde meses antes tenía el corazón partido y no pretendía volverse a enamorar.
Se dieron números de teléfonos y conversaron un rato. Jesús decía trabajar en Sandia y por esa razón ella requería contactarse más para buscar información en esa provincia.
Días y semanas después volvieron a comunicarse por el mesenger y llamadas al celular. Luego continuó el clik del amor. La caperucita le decía señor lobo que ojos tan grandes tienes y él respondía son para verte mejor y que boca tan grande tienes… son para comerte mejor y ya se imaginarán el resto.
Después de la fiesta del carnaval, ambos decidieron iniciar una vida juntos. Él le colocó la semillita en la barriga de la caperucita y de ese acto amor día a día crecía dentro del vientre de la amada una bella niña, quien luego de siete meses nació un 15 de enero.
Al verla tan tierna y linda la llamaron Paula Mar del Cielo, quien ahora ya tiene seis años y es el fruto de esta historia llena de devoción, amor y alegría.
“Hasta que la muerte nos separe”, se susurraron a sus oídos. Él prometió protegerla siempre y ella amarlo hasta sus últimos días de vida”.

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