LA ULTIMA NAVIDAD
Desde dias previos añoraba la llegada de este día, pues sería la primera navidad con mi hija en brazos. Si, con mi Paula Junior, mi chiquita bonita, quien en unn par de semanas cumplirá un año de nacida.
El viernes 24 las horas se pasaron volando, supongo que no solo para mi, sino para todos, por los preparativos que se hacía para la Noche Buena. Al salir del trabajo tuve que coger una moto torito, sin embargo, tuve que caminar por más de dos cuadras y mojar mis zapatos por la lluvia que caía en ese instante.
Al llegar a mi casa, encontré a mi retoño trabajando, jugando y renegando. Ya había almorzado, pero yo no, tampoco tenía apetito, mas bienquería terminar con los preparativos. Si bien no preparaba pavo relleno u otra comida, estaba ansiosa de ir de compras.
Jesús, asi se llama mi aún marido, y yo habiamos soñado desde siempre este dia. Ir de compras en familia. Pretendiamos comprar la muñeca más bonita y por eso adquirimos una que también tenía el nombre de mi morenita.
Un compadre nos hizo la rebaja, dijo que la muñeca tenía mucha demanda, pero si bien no era recomendable aún para la edad de mi hija, dijo que podíamos guardarla y solo sacarla en diversos momentos. Jesús la compró, yo me antojé de una más.
Compramos regalos para algunos sobrinos y nos fuimos a su casa. Él dijo que tendriamos que pasar la Noche Buena allí. No me opuse, le dije que podríamos recibirla, pero luego irnos a mi cuarto, y saludar a mi hermana quien estaba de cumpleaños.
Llegando a su cuarto el sueño pudo más. Ambos juntos a nuestra niña cansados nos domirmos y ni escuchamos el sonido de los estruendos. Luego, en la madrugada cuando ya era navidad, despertamnos y él se fue a su trabajo, yo mas bien no queria levantarme de la cama. Estaba haciendo frio por la lluvia y, asi, mi hija y yo nos quedamos alli en la casa de sus abuelos paternos.
Si bien no tome chocolate en la Noche Buena, la experiencia de hacer compras para tus hijos fue algo fascinante, aunque sea una fecha muy triste.
El viernes 24 las horas se pasaron volando, supongo que no solo para mi, sino para todos, por los preparativos que se hacía para la Noche Buena. Al salir del trabajo tuve que coger una moto torito, sin embargo, tuve que caminar por más de dos cuadras y mojar mis zapatos por la lluvia que caía en ese instante.
Al llegar a mi casa, encontré a mi retoño trabajando, jugando y renegando. Ya había almorzado, pero yo no, tampoco tenía apetito, mas bienquería terminar con los preparativos. Si bien no preparaba pavo relleno u otra comida, estaba ansiosa de ir de compras.
Jesús, asi se llama mi aún marido, y yo habiamos soñado desde siempre este dia. Ir de compras en familia. Pretendiamos comprar la muñeca más bonita y por eso adquirimos una que también tenía el nombre de mi morenita.
Un compadre nos hizo la rebaja, dijo que la muñeca tenía mucha demanda, pero si bien no era recomendable aún para la edad de mi hija, dijo que podíamos guardarla y solo sacarla en diversos momentos. Jesús la compró, yo me antojé de una más.
Compramos regalos para algunos sobrinos y nos fuimos a su casa. Él dijo que tendriamos que pasar la Noche Buena allí. No me opuse, le dije que podríamos recibirla, pero luego irnos a mi cuarto, y saludar a mi hermana quien estaba de cumpleaños.
Llegando a su cuarto el sueño pudo más. Ambos juntos a nuestra niña cansados nos domirmos y ni escuchamos el sonido de los estruendos. Luego, en la madrugada cuando ya era navidad, despertamnos y él se fue a su trabajo, yo mas bien no queria levantarme de la cama. Estaba haciendo frio por la lluvia y, asi, mi hija y yo nos quedamos alli en la casa de sus abuelos paternos.
Si bien no tome chocolate en la Noche Buena, la experiencia de hacer compras para tus hijos fue algo fascinante, aunque sea una fecha muy triste.
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